Ayer cumplí ciento cincuenta días ininterrumpidos aprendiendo simultáneamente ruso, chino y alemán con Duolingo.

Esto es lo que necesitas saber:

Importante: hablo inglés a un nivel bastante alto. Menciono esto porque cada idioma que dominamos adicional al materno nos ayuda para aprender otros más fácilmente. ¿Por qué? Porque cuando solo hablas el idioma de tu país, no tienes muchos puntos para comparar. 

Comparar es importante. Es agrupar ladrillos para construir una casa. Cuando ya tienes los cimientos —el equivalente de entender las estructuras— las cosas son menos difíciles desde ahí.  Ojo, estoy diciendo «menos difíciles». Hablar inglés bien no significa que mágicamente aprender otros idiomas será pan comido. Claro que no. Hay mucho trabajo que hacer. 

¿Por qué elegí aprender a diario tres idiomas tan diferentes entre sí? Bueno, ¿y por qué no? Tu cerebro es fantástico y entre más lo impulses a que ejecute cosas, más sorpresas te va a dar. La gente que vive con miedo dice cosas como «es que me voy a confundir». 

No vivas con miedo.

¿Te vas a confundir? Sí, tal vez un poco. ¿Y luego? Pronunciar «Wasser» («agua» en alemán) cuando quiero decir «bada» en ruso no me hace mala persona ni alguien débil. Todo es parte de la recalibración constante a la que mi cerebro se está sometiendo para dominar esto.

Escogí alemán porque siempre me ha fascinado la cultura de ese país. Ruso porque, no sé, tengo una debilidad por los lugares fríos, creo. Y el chino porque mi visión de la vida cambió cuando anduve por allá y quiero entenderlos mejor. 

Ciento cincuenta días estudiando estos idiomas no son nada en realidad. Me faltan años y muchos otros tipos de cursos para sentirme cómodo con ellos. Pero mi plan es que para mi cumpleaños número cincuenta —dentro de siete años— me habré convertido en políglota. 

La ventaja principal que tengo para aprender estos idiomas es que no necesito aprenderlos. Esto es un punto genial desde donde comenzar. Lo hago relajado, con gusto y por decisión propia. Siempre que puedas, involúcrate así en las cosas que te convienen. 

Al estudiar estos tres idiomas, me siento bendecido de hablar español. Las conjugaciones de los verbos en chino y ruso son nada si las comparas con lo que sufren quienes estudian nuestro idioma. 

El alemán es el idioma que más fácil me está resultado porque se lee como el español y tiene muchas palabras parecidas al inglés.

El ruso es muy interesante. Su estructura es bastante simple. Es como si alguien sin una educación gramatical completa en español le hubiesen pedido inventar un idioma.

La pronunciación del chino es lo que casi me quita el sueño, pero una vez superado el shock inicial de interactuar con caracteres raros, las lecciones van adquiriendo mayor sentido.

Es delicioso poder pasar rápidamente de uno a otro idioma en una misma sesión. Mi mente se excita. 

Ejercicio. Lectura. Marca personal. Idiomas. Haz que estas actividades sean no negociables en tu rutina diaria y verás la magia emerger. Hay días donde afortunadamente puedo avanzar durante dos horas con Duolingo y otros donde apenas lo uso cinco minutos, pero todos los días ejecuto. Si tienes tiempo para abrir TikTok, checar algo en Netflix o enviar un meme a tu amigo por WhatsApp, no deberías tener problema alguno en imponerte una  disciplina diaria así con Duolingo.

Ahora bien, la version premium de la app te permite acceder a unos ejercicios personalizados de repaso fantásticos que te recomiendo. Aparte, recuerda que si algo te interesa, siempre debes meterle TADI al asunto. 

TADI: Tiempo, Atención, Dinero e Incomodidad. 

No me gusta competir dentro de Duolingo. Entiendo el punto del gamification y todo eso, pero yo estoy ahí para aprender y no para coleccionar porquerías digitales. No tiene nada de malo si eso te motiva, claro, pero al final del día, creo que nos debería guiar el entusiasmo de aprender. 

Repito en voz alta absolutamente todos los ejercicio de Duolingo. Esto es vital para dominar cualquier idioma. Repite todos los ejercicios aunque sean de lectura, escritura o comprensión auditiva. Repite. En voz alta. Todo. Siempre. Aunque la app no te lo pida. Especialmente si la app no te lo pide. No seas pasivo. No dejes que tus dedos sean los que aprendan el idioma. Haz que tu boca sea la protagonista.

No me permito avanzar adivinando. Me interesa saber qué estoy diciendo. Tal vez ser un adulto maduro es el nivel que alcanzamos cuando dejamos de hacernos tontos en cosas en las que nadie nos exigen profesionalismo. 

Hablemos de la pronunciación, el tema número uno por el cual la gente se siente ridícula. El miedo a equivocarse en la pronunciación les impide soltarse para hablar. Hey, mi pronunciación de alemán sé que es bastante buena porque no hay mucha ciencia, pero seguro podría provocar risa extrema en cualquiera que me escuche practicando mi ruso y chino. 

Resulta que tu boca tiene músculos que son fuertes y débiles en ciertas partes.

De niño, tus músculos son carne suave que se moldea fácilmente. Por eso vemos que los niños tienen bonita pronunciación, porque no tienen problemas para reconfigurar su boca. 

En cambio, tú y yo a nuestros veintes, treintas, cuarentas, cincuentas, llevamos toda una vida usando la boca del mismo modo. Aprender nuevos idiomas es reentrenar a nuestros músculos mentales y bucales para que dominen nuevos movimientos.

Es bastante difícil, pero no imposible. 

Yo he aceptado que mi pronunciación en chino y ruso jamás será fantástica, pero trabajaré en hacerla útil. Si haces la paz con esto, entrarás al mismo estado de mente que tiene el gringo que viene a México y con sus veinte palabras de español mal pronunciadas recorre sin problemas todo el país. Sé un tipo que carga una confianza personal de ese estilo con cada idioma en su cartera. Y en todo, en general.

Lo que me gusta de Duolingo es lo que me gusta de cualquier método educativo que valga la pena: te empujan directo a la acción. No se trata de memorizar reglas, se trata de que puedas hacer cosas con cada lección. 

Esto de involucrarte de manera práctica en algo parece obvio pero el cerebro de mucha gente sigue cableado para esperar que le expliquen —por ejemplo— el pinche verbo «to be» y la diferencia entre «present perfect» y «past perfect» porque creen que esa es la forma correcta de aprender un idioma. 

Duolingo comete errores, como cualquier app barata de tecnología. Es normal. A veces da por buenas ciertas respuestas grabadas que yo sé que pronuncié mal. No me emociono por esos golpes de suerte. Los trabajo hasta que realmente siento que mi desempeño es aceptable. 

La pantalla principal de mi cel tiene solamente tres apps. Las escogí porque son las que convienen a mi vida. Duolingo es una de ellas.

TikTok es genial, pero no está en esa pantalla.

WhatsApp tampoco.

Ni Twitter.

Pon tus prioridades al frente del espacio digital que más revisas. 

Aprendo alemán y ruso desde el español. Esto es, que las instrucciones que la app me da y las traducciones que algunos ejercicios me piden están en mi idioma. Al momento de escribir esto, no existe la opción de aprender chino desde el español, así que utilizo el inglés como puente para ello. 

Si necesitas algo para desconectarte del mundo genuinamente unos minutos al día, meterte a fondo con esta app sirve como meditación. Lo veo como correr: llega un punto donde el dolor no desaparece, pero dejas de pensar en él y la distancia, bueno, dejas de preocuparte por ella. 

Uso la app a todo volumen. Me ubico de forma estratégica para que mis hijos me escuchen y me vean. Quiero que los idiomas sean parte natural de su vida. Y si me ven con esto a diario, creo que es una buena apuesta de que lo abrazarán en algún punto como algo normal en lo cual deben insertarse. Si nos sentamos donde nos ven fácilmente para llorar y gritar groserías en partidos de fútbol, ¿por qué no para esto?

Te dejo mi hilo sobre cómo aprender inglés como todo un pro, lleno de hacks que te ayudan en ese y otros idiomas:

Ecuanimidad. Enfoque. Largo plazo.

Sé audaz. Y selo ahora.

—A.