La semana pasada asistí a una universidad local para la presentación de No Es Normal, un libro de Viri Rios. La propuesta de la autora es una compilación de veinticinco artículos escritos con una mezcla de información cuantitativa sobre modelos sociales, económicos y políticos, estudios científicos hechos por y para empresas y gobiernos junto con la perspectiva de ella, una experta mexicana en políticas públicas egresada de la UNAM, el ITAM y Harvard.

Me gustó mucho el formato de la obra. Es una bocanada de aire fresco que ayuda a elevar el nivel de la conversación para repensar las macro-decisiones que tomamos en nuestro país. Incluso si no eres mexicano, prácticamente todas las comparaciones que Viri hace entre la realidad y lo que podríamos hacer posible resultan reveladoras y aplicables a muchas geografías.

Obviamente —intentando ser mi propia persona y no un simple fanboy— tengo varios puntos de vista que coinciden con la investigadora y otros que no. Intercambié algunos comentarios de esto con ella. Si te interesa saber más de la interacción y el libro, grabé una reseña que puedes encontrar en

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Tres puntos que quiero destacar hoy para ti —porque me caes bien y porque me encanta escribir. El primero es que la autora hace algo en la entrada de su libro que me parece bastante loable: habla de sus sesgos. Esto no es fácil de conseguir en alguien con opiniones fuertes. Admitir nuestras inclinaciones, exponer nuestras preferencias naturales suele ser visto como una debilidad, algo así como entregar nuestra vulnerabilidad a los críticos que van a utilizar esto en nuestra contra. Claro que Viri, tú, yo y todo el mundo tenemos sesgos y sería mejor si pudiéramos hablar abiertamente de ellos.

¿Mis sesgos? Vengo empujando mi evolución desde la clase media baja, casi en nivel de pobreza y cargo un resentimiento natural anti-establishment que me hace buscar culpables en aquellos privilegiados que nacieron con recursos y contactos. Durante muchos años até mi destino a mis quejas acerca de las externalidades. Esto me tuvo jodido mucho tiempo porque hay poco que un chico idealista sin dinero, sin relaciones de alto nivel y sin una mentalidad de crecimiento pueda hacer para mejorar su realidad. Con las décadas a cuestas, he ido aprendiendo mejor el juego y por ende, he llegado a nuevas conclusiones. Por ejemplo, el hecho de que si todo marcha bien, cuando yo muera, podría dejar a mi familia en una posición muy diferente a aquella en la que yo comencé. Y eso haría que obviamente algunos los resientan. He entendido que los empresarios, los «ricos», no son todos malos y que los “pobres” no son todos automáticamente víctimas. A lo que quiero llegar con esta nota es que las personas que jamás han experimentado situaciones altamente estresantes de dinero no pueden conectar fácilmente más allá de lo teórico con quienes sí hemos estado ahí. Y esto dificulta enormemente la conversación. Viri tiene sesgos similares a los míos. En la reseña que grabé te explico más al respecto.

Otro nota interesante es sobre la división inmediata que hacemos entre grupos de personas. Ya sabes: o estás a favor de mi punto de vista del mundo o estás en mi contra. La ecuanimidad política es tan escasa que los que la proponen al universo lucen tibios, aburridos. Ser apasionado, fanático es más excitante. Gritar más alto es una competencia que se hace mucho más fácilmente viral que reflexionar intentando tomar los mejores elementos de diversas propuestas vengan de donde vengan. Hay un artículo fascinante al respecto en la revista Edge titulado “Coalitional Instincts” y es la lente que hoy ocupo a diario para calibrar mi apoyo a ciertas ideas. Esto viene a cuento porque creo que el libro de Viri empuja esta noción de “nosotros los pobres” versus “ellos los ricos”, una fijación que es fantástica para obtener votos y poder en el imaginario social. En mi grabación profundizo más sobre esto.

Y finalmente, el último punto que quiero compartir contigo hoy trata sobre la marca personal. Viri tiene cientos de miles de seguidores en redes sociales. Es una de las científicas sociales más destacadas de nuestra nación. Y me gusta cuando gente que aporta elementos para conversaciones inteligentes logra conseguir atención de esta manera. Es lo que necesitamos: más intelectuales construyendo grandes marcas personales pero basados en sus creaciones, no en gritos ni quejas infantiles. Aprende de la ejecución que la autora tiene en Twitter y ahora imagina que más científicos mexicanos en biología, robótica, física y demás áreas así pudieran cambiar su chip para dejar de jugar el mismo juego de todos ellos donde lo único que importa son los papers que publiques y que pudieran hacer eso y al mismo tiempo conectar con grandes audiencias fuera del limitado ecosistema en que se mueven. Por eso fui a ver a esta investigadora, quien representa el potencial de una parte de la nueva generación de profesionales en México que están usando técnicas y herramientas modernas para conseguir resultados optimizados con rapidez.

Listo. Ve o escucha mi grabación de la reseña. Déjame tus comentarios.

Ecuanimidad. Enfoque. Largo plazo.

Sé audaz.

Y selo ahora.

—A.