Este es uno de los principios que más guían mis acciones:

All courses of action are risky, so prudence is not in avoiding danger (it’s impossible), but calculating risk and acting decisively. Make mistakes of ambition and not mistakes of sloth. Develop the strength to do bold things, not the strength to suffer.

Es de Maquiavelo. Y una traducción iría así:

Todos los cursos de acción son arriesgados, así que la prudencia no está en evitar el peligro (es imposible), sino en calcular el riesgo y actuar con decisión. Comete errores de ambición y no errores de pusilanimidad. Desarrolla la fortaleza para hacer cosas audaces, no la fortaleza para sufrir.

Walter Isaacson relata que por pocos días —y por única ocasión en sus vidas— se reunieron al mismo tiempo Leonardo da Vinci, Nicolás Maquiavelo y César Borgia. Lo que el polímata por excelencia, el consejero por excelencia y el millonario por excelencia hayan discutido, ha de haber sido fascinante. Se dice que Maquiavelo estudió a fondo las acciones de Borgia y que basó muchas de las notas de su famosa obra en el análisis de los resultados que su benefactor obtuvo.


Cuando eres audaz, los audaces encuentran natural reunirse contigo.

Esto es bastante cierto también al revés: cuando te permites vivir en la indecisión, los indecisos encuentran cabida fácil en tu entorno, generando así que te ahogues en un ciclo vicioso.

Sé audaz. No te lo digo como slogan, sino como resumen práctico de la manera en que intento vivir.

Fácil no es.

Cómodo no es.

Los dolores de cabeza y las molestias emocionales que la audacia me ha dado a lo largo de los años han sido brutales. No te digo esto de forma romántica o exagerada sino como un establecimiento de los hechos que estoy guardando para algún futuro libro donde te platicaré el asunto al desnudo. Más allá de esos dramas que escribiré, quiero decirte que tomes la frase que hoy estoy compartiendo contigo y la internalices.

Entiende que siempre vas a cometer errores.

Siempre, baby.

Entonces comete errores de ambición.

Te puedo decir que todos mis errores en los últimos diez años han sido de ambición. Bastante dolorosos, como ya te lo dije. Lo genial es que el aprendizaje ha sido acelerado e impresionante.

Ahora puedo comparar aquellos errores de pusilanimidad que cometí incesantemente en mis veintes contra los de ambición en mis treintas. Una vez que te acostumbras a la audacia/ambición, actuar pusilánimemente queda descartado de tu organismo.

Haz que tus tripas vomiten naturalmente la pusilanimidad.

Ayer platicaba con un cliente de mis servicios de coaching. Me comentaba de una negociación donde necesitaba obtener cierta cantidad de sus socios. Le dije que solicitara diez veces más, que no sabía si lo iba a necesitar. Me dijo que ya había hecho números y que sólo hacía falta lo que me decía. Le dije que no: que siempre hay imprevistos y que estaban planeando para un par de meses cuando debería estar empujando medio año al menos, pero más importante, que no dejara que lo dominaran ni el miedo ni la pena de solicitar el combustible económico adicional necesario. Porque eso era: miedo. Le expliqué que es igual de cansado y frustrante negociar la cantidad x que la cantidad 10x, así que mejor lo empujé a que se entrenara en la opción más ambiciosa.

Piensa que tal vez eres pobre por el nivel de

  • tu ego,
  • tus decisiones,
  • tus relaciones,
  • tus prioridades,
  • tus reacciones,
  • tu desempeño y
  • tu visión.

Sí, claro: también por culpa del sistema, geografía, suerte y genes, pero eso no lo puedes alterar. Te puedes indignar con esto que te digo. O puedes ejecutar al respecto.

Nos han taladrado que ser ambiciosos es algo malo.

Y así morimos pobres y frustrados.

Sé ambicioso y luego balancéalo con ser generoso.

Generoso con tus ideas. Con tus recursos. Con tus relaciones.

No mueras pobre ni frustrado.

Prométete que a partir de aquí, todos tus errores serán de ambición.

¿Qué tal pasar a modo audaz con esa personita a la que nunca le has pedido directamente que tenga una cita contigo?

¿Qué tal pasar a modo ambicioso con esa idea que dices que quieres lanzar al mundo pero mantienes secreta para que nadie te critique?

No sé, cosas así.


¿Qué es lo peor que puede pasar al ser ambicioso?

No lo sé. Pero hoy estoy escribiendo artículos como éste a miles de personas de alto desempeño cuya sangre está regada por todo el planeta. Varios de ustedes responden mis mensajes con sus historias, me hacen preguntas, me contratan, compran mis cursos, van a mis eventos, nos hacemos amigos, combatimos la soledad de la mente, nos recomendamos apps, libros, influencers, canales de Youtube y demás.

Hey, no es tan malo.

El pago han sido todos esos duros dolores de cabeza y agobiantes molestias emocionales que ya te dije que van para un libro posterior.

¿Qué es lo mejor que puede pasar al ser ambicioso?

No lo sé todavía.

Sigo en ello.

Únetenos.

Ecuanimidad. Enfoque. Largo plazo.

Sé audaz. Y selo ahora.

—A.