La escena de la cuchara en Matrix es una de mis favoritas porque en mi opinión resume la intención de la película: la realidad no es lo que ves, ni lo que tocas, ni siquiera lo que sientes. También me gusta porque me recuerda que los nombres que damos a las cosas son arbitrarios.
Resulta que si usamos palabras como «maestro», «clase», «lección», «universidad» pensamos en edificios, situaciones formales y personas que han sido aprobadas en esta profesión cuando en realidad tenemos maestros, clases, lecciones y universidades en todos lados. No entender esto es peligroso: las reuniones con amigos son maestros dándonos clase, nunca estamos realmente «solo conviviendo y ya». En realidad estamos siendo moldeados todo el tiempo. Lo visiblemente académico como tareas, calificaciones y exámenes ocurre en entornos formales, pero el aprendizaje, nuestra educación, se da en todos lados, en todo momento. Por ejemplo, puedes ver esto como «un post en un blog» aunque al mismo tiempo podría ser una clase/lección.
Te digo esto porque casi no retamos las palabras que usamos. Pensamos que «política» es el cochinero que vemos en las noticias y nos alejamos de «eso» cuando en realidad necesitamos la política para hacer que las cosas sucedan en el país, el hogar y la oficina.
«Innovación» es de esas palabritas sexy que todo mundo sueña tener en su CV como empleado o emprendedor, pero la realidad es que pocos están dispuestos a pagar el precio por conseguir este nivel. Llegar a la verdadera innovación es caótico, costoso y frustrante.
Tal vez nunca has pensado en los hijos como uno de los impuestos más altos que existen. Sí, son adorables, pero te digo esto en modo pragmático. Tengo tres y los amo, pero requieren recursos increíbles de todo tipo que no hay manera de ponderar hasta que estás dentro del asunto.
Mi auto. Tal vez no tiene la estructura tradicional de lo que podríamos considerar un exoesqueleto, pero eso es: algo en lo que instalo mi cuerpo y que automáticamente me hace ganar fuerza y velocidad.
Lo que intento decirte con estos ejemplos raros es que los mismos objetos que todos ven, bueno, tú y yo podemos decidir percibirlos de diferentes maneras. Con esta visión ajustada podemos explotar su uso de manera más conveniente para nuestros intereses.
Yo no fui a una universidad cosmopolita. Mi entrenamiento en ese nivel estuvo diseñado de la manera tradicional: sé un buen alumno y obtén un buen trabajo (no logré nada de esto, por cierto), algo bastante limitado pero que incluso hoy es considerado normal en muchos círculos. Cuando a diario puedo escuchar gratis una conversación con los mejores emprendedores, artistas y científicos a través de los podcasts de Tim Ferriss, Lex Fridman y Joe Rogan, aprecio bastante en lo que realmente estoy: una open lecture de nivel Stanford. Abordo Apple Podcast, YouTube Premium, Harvard Business Review, Slashdot y otros recursos en este estilo como mi universidad personal permanente. En lugar de pensar en todo esto como entretenimiento, lo abrazo como entrenamiento.
Twitter, Facebook, Instagram, TikTok y LinkedIn son un asco si se los permites. Cuando dominas el algoritmo —bloqueando, ignorando, siguiendo, compartiendo— se vuelven una belleza de notas que hacen que tu mente explote a diario. No culpes a las redes, culpa a tu comportamiento.
Si en internet te enganchas en lo mismo que todos y ejecutas sin control, tu recompensa será la misma calidad de contenido basura que puedes encontrar en la tablet de un niño de cinco años. Es sorprendente saber que esta es la realidad en la mayoría de smartphones de adultos.
«Ir al café» es usualmente código de tus conocidos para «te voy a transmitir mis dramas» o «te quiero vender algo». Aprende a descifrar las cosas usando un prisma más sofisticado para evaluar las palabras más allá de lo simple que puedan parecer.
Un buen gerente es un buen político, consigue que las cosas ocurran. Un buen mentor raramente se presenta así, es un amigo que tiene las herramientas para guiarte. Un maestro tradicional en el sistema educativo en realidad es un administrador del tiempo escolar de los alumnos.
Una guerra es una negociación.
Una tarjeta bancaria con una buena línea de crédito es una especie de aprobación de tu comportamiento en la sociedad.
Y así. Aprende a ver las cosas más allá de lo evidente.
Una canción es un mantra. Piensa en las miles que conoces y que puedes cantar de memoria sin haberte sentado a estudiarlas. Simplemente están ahí, en tu cerebro, a la espera de ser reactivadas. Música que no te gusta la sacas con gusto de tus pulmones borracho en un karaoke.
Y esas canciones que nos gustan y que no, pues nos entrenan implacablemente. Y como casi todas son dramáticas, nos perfilan a eso.
Pero pensamos que sólo es música, no una lección, no una capacitación.
Una forma que me gusta usar para entender las palabras es a través de los permisos que dan.
Las palabras son como códigos en los que muchos se han puesto de acuerdo y a través de ellas nos insisten a los demás que así deben ser las cosas. Por ejemplo, «necedad». Te pueden decir que es algo malo, pero no hay buen emprendedor que no sea necio. Y te pueden decir que es algo bueno, pero recuerda aquella decisión tonta donde dejaste de hablarle a alguien que extrañabas y te mantuviste en ello por «necio». Es decir, todas las palabras tienen polaridad. Puedes escoger cómo activarlas a tu favor, en sentido negativo o inverso. Cuando entiendes esto y comienzas a analizar lo que te limita en la vida, verás que todo eso está basado en palabras.
Todas las palabras tienen polaridad. Puedes escoger cómo activarlas a tu favor, en sentido negativo o inverso.
A mí me limitaba la falta de mi título profesional, ya sabes, el papelito de la universidad que me bendice como ingeniero. Al final decidí que estar «titulado» —como decimos en México— era un estado de mente para animarnos a salir al mundo para poner pan en nuestra mesa.
Y hay muchas formas para conseguir recursos que nos den la vida que queremos. El permiso que la palabra «titulado» me pudo haber dado estaba bien, pero no era vital. La ignoré y construí mis ideas que hoy me tienen aquí impartiendo esta lección en modo universidad abierta.
Usa a tu favor palabras que te han dicho por décadas que son negativas, como «necedad».
«There’s no spoon», dice la famosa frase de Matrix.
Tampoco hay «universidad», «título», ni todas esas cosas. Son estados de mente.
Sustitúyelos con lo que te conviene.
Ecuanimidad. Enfoque. Largo plazo.
Sé audaz. Y selo ahora.
—A.