Si eres inteligente académicamente, genial, esto te da una validación social que puedes ocupar a tu favor para muchas cosas. El error que muchos cometemos al tener la ventaja de buenas calificaciones es pensar que somos inteligentes en todo y no es así.

Esto me ha llevado a conocer ingenieros que creen que pueden lanzar negocios solo porque son muy buenos en lo suyo y minimizan otros campos. O médicos que son prestigiados pero que no pueden escalar una compañía porque su ego no les permite admitir que son ignorantes del asunto.

Hay muchos tipos de inteligencia. ¿Has visto gente con problemas para estacionar de forma simple su automóvil? ¿Con problemas para coordinar pasos de baile? Una es inteligencia espacial y la otra kinestésica.

He notado que muchas personas con inteligencia académica se refugian a profundidad en su trinchera intelectual para no exponer las debilidades que tienen en otras áreas. Desde ese nido de seguridad, lanzan ataques contra personas y situaciones que expongan sus limitaciones.

Ahí tienes al taxista que a diario —y gratuitamente— reestructura para sus pasajeros la política nacional. Así también andamos los que vivimos en Facebook y resolvemos todos los problemas del mundo. Explicar nos hace sentir inteligentes, nos deja avanzar emocionalmente. Está bien, pero es limitante. No construyes sólo hablando sino ejecutando. Si tu objetivo es ambicioso, debes ejecutar en varias áreas al mismo tiempo. Esto involucra sentirte tonto en lo que no eres experto. Y si llevas toda la vida sintiéndote orgulloso de los geniales resultados de tus tareas y exámenes en la escuela, es difícil soltar esa sensación positiva para abrazar el caos y vulnerabilidad de un espacio donde no eres reconocido como inteligente —porque ahí todavía no lo eres.

El cerebro reptiliano entonces te va a dictar que los demás son tontos, que tú sabes lo que estás haciendo, que eres inteligente porque obtuviste diplomas y honores hace años en una institución y que eso es lo que importa en la vida.

Inteligencia académica no significa automáticamente inteligencia para la vida. Siempre digo esto porque fue probablemente uno de los shocks más fuertes que recibí en el momento que comencé a ejecutar ideas para alterar mi realidad. Me sentí traicionado y liberado el mismo tiempo.

«¿En qué soy tonto en este momento?», «¿En qué me conviene dejar de ser tonto en este momento?», hazte preguntas en este estilo para domesticar a tu ego que solamente te echa porras que no te sirven para subir de nivel. ¿La prueba real de la inteligencia integral de una personal? Los diferentes aspectos de una buena vida a su alrededor: buena condición física, recursos, amor, planes, cosas así. Evaluar la inteligencia con otros factores está realmente más enfocado en alimentar el ego.

Los buenos amantes no andan por la calle gritando que son buenos amantes. Hacen muy bien lo que tienen que hacer cuando corresponde. Un buen corredor igual. Una persona integralmente inteligente, bueno, esto se nota en muchas dimensiones, no en un reporte institucional. ¿De qué nos sirve sentirnos o decir que somos inteligentes si nuestra vida no nos gusta? ¿Somos realmente inteligentes si no hemos construido aquello que nos gustaría que fuera nuestra realidad? Es mejor aceptar que tenemos mucho trabajo por delante y que nadie lo hará por nosotros.

Hora de volvernos integralmente inteligentes de la mejor forma posible: ejecutando.

Ecuanimidad. Enfoque. Largo plazo.

Sé audaz. Y selo ahora.

—A.