
A lo largo de la vida coleccionamos habilidades. Este conjunto de ellas se llama “skillset”. Lo que hoy te quiero invitar a considerar es el poder de saber combinar esto con tu personalidad.
Skillset + Personalidad → Actualizaciones en tu vida (upgrades).
Es simplemente imposible avanzar en el juego académico de la universidad si no desarrollas el skillset de cumplir con tareas y proyectos en tiempo y forma. ¿Cuál es en esta etapa el skillset? Aprender a desvelarte, coordinar actividades entre miembros de tu equipo con diferentes niveles de destreza en la materia, investigar en las fuentes adecuadas y así. ¿Con qué personalidad te conviene combinar ese skillset? Con una enfocada que entienda el poder de conseguir un diploma, que sepa que la recompensa a todo este asunto viene años más adelante.
En este ejemplo, cuando tienes el skillset que te mencioné pero no tienes la personalidad adecuada instalada en ti, tus resultados son mediocres. Y si tienes la personalidad correcta pero tu skillset es insuficiente, probablemente no te graduarás —y si acaso lo haces, no te conviertes en un buen profesional de tu área.
Te digo esto porque muchos de manera casi enfermiza te van a insistir aquí en publicaciones de internet que tu conjunto de habilidades —skillset— es lo que te da acceso natural a la tierra prometida.
Tu skillset es importante, sí, pero sin la personalidad adecuada que lo acompañe, no te sirve de mucho.
Mantén a cada instante un ojo vigilante sobre tu personalidad, porque si no te está impulsando, te está saboteando. Aquí no existe el estado neutral.
Yo era un tipo que detestaba hacer ejercicio. He trabajado muy fuerte en desinstalar esa personalidad para dar espacio a la que necesito actualmente. Mi skillset que sabe dar cursos y conferencias sobre alto desempeño no me serviría de mucho con una personalidad de tipo flojo y descuidado.
Tu personalidad es tu mentalidad y ejecución.
Tu skillset son tus conocimientos y experiencia.
Tal vez puedes decir “a mí sí me gusta hacer ejercicio, pero no tengo tiempo, Aarón”. Como te decía, nuestra personalidad nos sabotea si no la cuidamos, y en este caso está haciendo exactamente eso: tu mentalidad —parte de tu personalidad— te dicta con engaños que es imposible que encuentres veinte o treinta minutos en tu día para impulsar el fitness que te conviene.
Muchas veces ya tienes el skillset que necesitas y lo único que debes calibrar es la personalidad que cargas.
Revisa tu personalidad. Sé lo más objetivo posible.
Ve qué almacenas en tu mentalidad. Ve lo que (no) hace tu ejecución. Ahí están las señales claras de la personalidad que te tiene dominado en este momento.
Esto suena tonto pero mucha gente no está enterada: tu personalidad está bajo tu control si te pones necio al respecto.
En mi vida he tenido que migrar de personalidad siempre que he querido subir de nivel. Dejar de ser el chico agradable, buena onda al que nadie critica para poder convertirme en autoridad en ciertos temas ganando haters y demás, por ejemplo.
Para escribir como escribo y lo que escribo tuve que instalarme tanto la personalidad como el skillset adecuado que no existían en mi radar ni por el lado familiar ni por el profesional.
Sigue trabajando en tu skillset, claro, pero no te enamores de las habilidades como si fuera lo único que importa.
A veces ya tienes el skillset y lo que falta es ajustar la personalidad. Este es un trabajo personal bastante duro. Si tienes éxito en esto, tendrás éxito en todo, porque podrás jalar a voluntad al tipo dentro de ti que necesitas para cada misión específica.
Sin miedo.
Cero dramas.
Ecuanimidad. Enfoque.
La gloria está en el largo plazo.
Disciplina emocional.
Dureza mental.
Sé audaz. Y selo ahora.
—A.